12 November, 2014

Perder en menos de tres meses a las personas que, piensen lo que piensen, más me han importado. Y los tres por lo mismo. Por amor. Para que luego digan que el amor no mata. Y es que lo malo es comprenderlo  todo, hacer un analisis psicológico de cada situación y sacar los problemas, clasificarlos en estar enamorada y no ser correspondida (o serlo por una miseria de tiempo, de manera que acabas aún peor); enamorarse alguien de mi a quien yo sólo quería como amigo y quién ha hecho sentirme entre la espada y la pared; y el caso al que más entradas de blog he dedicado, alguien que estuvo enamorado de mí, y yo de él, hasta que reventamos, pero uno ha tardado más en hacerlo.
Y así son las cosas. Dicen que la confianza da asco y es totalmente cierto, destacando que la confianza que más asco da es la que tenemos de nosotros mismos, ya que en ciertos casos es tan grande que la caida es peor, y en mi caso siempre ha sido tan escasa que nunca me ha dejado vivir a gusto.
Es un constante paso adelante seguido de dos hacia atrás, pero cuanto más atrás estoy más sola me quedo, y cómo se echa en falta un  empujón. No sé de donde voy a sacar fuerzas. Es triste pensar que no puedo contar con amigas de verdad pero tampoco con amigos, y hay temas que debemos aislar de la familia.
Y así está mi cabeza, planteándose constantemente el problema que me ha hecho perder tres pilares básicos. Bueno, uno  no tan básico que entró en mi vida y me hizo creer que no iba a irse de ella, que me hizo arriesgarme a perder una amistad con la que me gané la desconfianza de mucha gente cercana, y a día de hoy nadie sabe cómo me arrepiento, pero tampoco me han preguntado, no les importa, pero seguirán criticándolo de igual manera. Y ahora somos como desconocidos. De tal manera que ni siquiera siento cariño al verle, tan sólo impotencia por no saber qué hice mal en tres días, de los que pasé a ser lo mejor de su vida a no ser nadie.
El segundo caso era probablemente el apoyo más grande que he tenido en este último año y medio en especial. Alguien con quien compartí muchos de los mejores momentos de mi vida y cosas muy especiales. Alguien que me hacia sentirme importante, que me arropaba y no me dejaba nunca sola, hasta ahora. Y es que no puedo echarle más de menos y solo han pasado unos días desde que hace como que ni me conoce. Y lo peor es que no le voy a recuperar. Quizá fue un poco egoísta por mi parte, pero a mi no me gustaría que me quisieran a la fuerza, y tú me pusiste entre la espada y la pared con la única razón de "o todo, o nada" y así estamos, nos hemos perdido el uno al otro, y además yo me he perdido a mí misma también. Y llega a hacer tanto daño haber pensado estar contigo sin quererte, solo por el hecho de no perderte, que no ne parece justo, pero sigo pensándolo.
Y luego el último caso mencionado pero el que viene de hace más tiempo. Alguien a quien vi hace cinco días tras no verle en dos meses, y fue raro. Es dificil verse tan lejos de la persona con la que más cerca has estado, tanto fisica cono sentimentalmente. Pero al igual que como siempre me pasa, también le perdí.
No puedo recuperar las cosas porque yo quiera, no si yo soy la única que lo hace. Y dónde coño está el punto medio de todo esto, algo que no me haga mudarme del paraíso al infierno, porque así me siento si ni siquiera puedo tener la cabeza fría.
Y no, ya no son buenas noches, ni siquiera noches, por lo menos para mí, y más aún si encima no hay nadie para recordarme lo que es.