El corazón tiene las dimensiones de un puño y su forma es semejante a la de una pera con la punta hacia abajo. El corazón es el órgano que simboliza el amor, sigue el ritmo de las emociones. Normalmente en una persona adulta el corazón se contrae entre sesenta y setenta veces por minuto. En el de una persona enamorada muchas más, a veces llega hasta cien sin que ni siquiera se de cuenta. El corazón es el último órgano en rendirse, continúa latiendo, incluso cuando está separado del organismo, incluso cuando te abandona la persona amada, incluso cuando ya no quieres sufrir más, porque pierdes el control sobre él cuando está enamorado, cuando tu corazón late fuerte por otra persona ya no eres tú quien manda, manda él.  El hombre no sabe porqué se enamora, el hombre se trastorna y punto. A veces se vuelve ridículo, a veces confuso, a veces llega a ser incluso peligroso.

We're all alone in our own Universe

Una vez alguien me dijo la mejor frase que he oído en la vida. Esa persona tenía toda la razón del mundo, y cuantas más cosas vives más cuenta te das de lo que cierto que es. Al fin y al cabo, vivimos en un continuo ahora o nunca; todo pasa por alguna razón y hay un momento adecuado para cada cosa. Ningún ser vivo es capaz de elegir su destino. Aquella frase era algo parecido a "Hay que vivir el momento. Si piensas sólo en los daños de después estarías siempre solo". Que sí. Que las cosas se acaban. Que todos tenemos miedo a hacernos daño o a perder a alguien, pero si siempre pensáramos eso, estaríamos en un tira y afloja, aparecerían millones de dudas y ni siquiera podríamos ser felices. De todo se aprende. Al final son las ganas de hacer algo completamente bien lo único que nos mantiene vivos. Pasamos la vida sobre una cuerda floja; intentando avanzar pero resbalando continuamente, a veces llegando a caer. Otras veces, por no caer, retrocedemos. Grave error. Nadie sabe qué hay en el extremo de esa cuerda si no se atreve a seguir con todo lo que se ponga por delante. Quién sabe, puede no haber nada y caer de nuevo, o puede haber algo que te agarre y no vuelva a dejar que te caigas. Pero... ¿Sabéis que pienso yo? Que tardamos en pasar la cuerda floja por pura inseguridad. Inseguridad al arriesgar, al avanzar. Inseguridad en nuestra capacidad. Ridiculez; no hay más palabras. Hay que arriesgar y avanzar, resbalando y volviendo a empezar para hacerlo mejor cada vez, con más conocimiento y, lo mejor, con más seguridad, sin miedos. No podemos quedarnos siempre en el mismo sitio; al final la cuerda se rompería. Además, deberíamos arriesgarnos más si durante esa cuerda hay alguien dispuesto a no volver a dejarte caer nunca ¿no?

Tengo ganas de ti

'Es el momento de escribirte lo que nunca fui capaz de decirte. Aunque sea tarde. Escribir lo que ha sucedido en una carta que no te voy a mandar; que no vas a recibir nunca. Que como tú me enseñaste, cuando acabe de escribirla la quemaré, los sentimientos se pondrán a arder, y ese dolor... ¿Cómo era?... Ah sí, ese dolor no se te queda tan dentro. Esta vez sólo quiero ser claro. Sería un imbécil si no gritara que me he equivocado desde el principio contigo. He intentado avanzar sin apartar antes las cosas que lo impedían, agarrando al pasado, mirando para atrás, queriendo olvidar pero sin parar de recordar, empeñado en quedarme ahí. ¿Qué locura no? En medio de un lado y del otro. Sin perdonar. Sin perdonarme. Sin avanzar. ¿Dónde está el secreto del futuro? Puede que esté en fijarse bien. En avanzar. Mirar más cerca. Más. Tan cerca que lo borroso se vuelve nítido; se vuelve claro. Sólo hay que dejar que las cosas pasen. Y ahora lo tengo claro. Aunque ya no depende de mí.'

En el lugar adecuado y en el momento adecuado

'Ese momento cuando besas a alguien y desaparece todo lo que tienes alrededor y lo único que existe eres tu y esa persona. Y te das cuenta de que esa persona es el único hombre al que debes besar el resto de tu vida y sientes por un momento algo realmente asombroso y quieres reír y también llorar. Te inunda la felicidad de haberlo encontrado y te invade el temor de perderlo al mismo tiempo.'

¡Hola Éxtasis!

Hay sentimientos que no pueden definirse con palabras. Quizás sí con recuerdos, lugares,  hechos, y sobretodo sonrisas. Sonrisa; siempre me ha gustado esa palabra incluso cuando te duele la cara por su culpa. La vida  es impredecible, nunca sabes lo que va a pasar, ni dónde tienes que ir, ni qué hacer, ni qué decir, pero sabemos que vamos a estar bien, sin más, lo sabemos, no hay respuestas para justificarlo, pero lo estamos. Aquí, en éxtasis, ¿se puede pedir algo más? Nadie sabe con seguridad lo que puede pasar, pero lo importante es ahora, esto, tú. Que por existir, existe el dolor, la rabia, el rencor, la inseguridad, las dudas, la impotencia, pero siempre hay algo que compensa todo. Lo peor es que cuando quieres darte cuenta, todo lo que te rodea es incontrolable; si intentas controlar algo, cualquier otra cosa se destroza. Así somos de retorcidos. Todos cometemos errores, todos nos arrepentimos de algo y sobretodo, todos hemos desaprovechado alguna oportunidad, pero todos sabemos perdonar, y olvidar aunque eso nos cueste más. Pero sin motivos, las cosas empiezan, sin razones lógicas, cuando te  das cuenta ya no hay vuelta atrás. Felicidad, ese es mi estado. La felicidad cada uno la vive a su manera. Temblores, risas, sonrisas, caricias, latidos, abrazos, besos y mil maneras de expresarlo, sintiéndose bien. La mayoría de las veces hay algo que no nos deja ser felices del todo ¿no me equivoco, no? Yo hoy, pido borrar eso. Borrar todo el pasado que nos ha hecho daño, desde la máxima bobada hasta lo más doloroso. Quedarse con lo bueno y ser felices; sin nada que echarnos en cara, ni malos recuerdos, sólo momentos buenos e inolvidables. Eso pido. Yo pienso hacerlo. Nada es para siempre, o eso dicen, siempre ha sido igual, pero  eso no está escrito, cualquiera puede conseguir realmente poner en marcha la frase: para siempre. Y no me importaría en absoluto ser pionera en eso.

Genial. No hay otra palabra

Te quiero, sin reflexionar, inconscientemente, irresponsablemente, espontáneamente, involuntariamente, por instinto, por impulso. No tengo argumentos lógicos, ni siquiera improvisados, sólo sé que te quiero. Nunca pensé que fueras a ser tú, pero lo eres. Tú y tu  manera de hacer las cosas. Tu forma de mirarme, tu escasa risa, tus gestos, tu pelo. Se me acabaron las excusas, y ya no puedo decir "si tú supieras", porque lo sabes, me conoces. Tengo tantas cosas que decirte que no sé ni por dónde empezar, y puede que si me pusiera a escribírtelas una a una, me quedase en blanco. Quizás sea otro momento de darte las gracias por todo y pedir perdón también. Es posible que sea el momento adecuado para decirte, asegurarte, que ya no quiero otros besos, ni otros abrazos, ni otro número de teléfono al que llamar desde el fijo, ni otra voz a la que hablar, y si apuramos tampoco otra con la que discutir. 

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